martes, 2 de marzo de 2010

PRO LIFE vs PRO CHOICE: Mujer contra la mujer

Es complicado dialogar sobre este tema, el aborto. Este mundo habla y busca la paz, pero se sumerge en guerras sin sentido. Habla de tolerancia y se vuelve cada vez más intolerante con los que no coinciden con sus ideas. Lucha por la libertad o libertades “individuales” y cada vez se vuelven más esclavos de sus malas decisiones. Nos queda la herencia de una dialéctica contaminada con el odio y el resentimiento marxista.

Nos presentan un mundo que se enfrenta entre si. PRO CHOICE vs PRO LIFE. Los que están a favor de algún tipo de aborto, se consideran defensores del PRO CHOICE, que se podría traducir como “Pro a la libre elección”. Los que están en contra del aborto se definen como PRO LIFE, o Pro vidas. Guerra declarada en todos los ámbitos, políticos, ideológicos, económicos, y un largo etcétera.

Yo, tomo partido y como dicen los españoles, me mojo. SOY PROVIDA, PRO LIFE, o como se quiera llamar a aquellos que defendemos el derecho a vivir. Pero no estoy en contra de los PRO CHOICE. No se escandalicen si leen esto mis amigos PRO LIFE, solo que ante tantas divergencias, debemos entender a los que defienden el aborto como una opción a vivir mejor.

Los PRO CHOICE, ponen muchos argumentos para legalizar o despenalizar el aborto en el Perú y países vecinos. Mientras en Europa y los Estados Unidos las leyes se vuelven cada vez más permisivas con los que matan a sus hijos. No crean que eso no tiene consecuencias, individuales y colectivas, o sociales, si quieren.

Los pro vida no podemos estar en contra de la libre elección de la madre gestante. Debemos respetar sus decisiones sobre su vida. Es más, debemos defender su derecho a elegir, que nadie puede elegir por ella, nadie, ni siquiera el estado. Elegir una vida de calidad o calidad de vida, bienestar económico y profesional, no olvidemos el familiar.

¿Dónde está el problema? Pues, hay casos extremadamente dramáticos en los cuales una mujer se ve forzada a tomar una decisión y matar a su hijo. Pongan ustedes el ejemplo, el más cruel que encuentren. También hay casos donde las mujeres recurren al aborto por no asumir una responsabilidad que les produjo su irresponsabilidad con sus relaciones sexuales. Hay de todos los casos, de todos los tonos y colores.

Pero una madre también es libre de elegir dejar nacer a su hijo, verlo crecer y educarlo, darle lo que necesita (más que lo material, el afecto y el amor que acrecentará su autoestima) darle vida y a partir de allí tener una familia, no se si de dos solamente, de tres o de cuanto sea. Tiene la capacidad de decirle si a la vida.

Pero cuando se le quita la vida a una persona, a un ser viviente, eso se llama asesinato. El sujeto que comete el acto en si, se convierte en asesino y los que lo permiten en sus cómplices. Y el ABORTO es eso. Quizá se puede usar eufemismos, como interrupción del embarazo, pero las consecuencias de volverse asesino, no lo borran los eufemismos.

“…Matar a alguien es una experiencia que cambia la vida, es como si algo se rompiera para siempre… Las secuelas del filicidio son extremas y muy difíciles de curar. Por eso me parece tan grave cuando hablan del aborto como el asesinato de un hijo. Estoy a favor de la libertad de la mujer, a pesar de que yo no recomiendo a nadie que aborte. Las secuelas son tremendas, la mujer que cree que puede abortar alegremente una y otra vez está loca.

Augusto Escribens, PSICOANALISTA

Poniendo el punto sobre las íes. Desde esta columna, defiendo el derecho a la libre elección de la mujer, derechos sobre su vida. Pero, estoy convencido que sobre todas las cosas, sobre todos los derechos, está el derecho a la vida. Derecho sobre el cual se asienta todos los demás derechos, sin el primero, los otros derechos, como el de la educación o la alimentación, no se pueden ejercer. Nadie puede alimentarse o educarse si no vive.

No existe el derecho a matar, por lo menos, no es coherente con los demás derechos. Juegan en contra. Y si ponemos en la balanza, no solo las mujeres tienen derecho a decidir, también lo tienen los niños, y los niños que aún no nacen. Creo que ellos elegirían vivir, o por lo menos, no ser asesinados de la forma en que lo hacen.

Entonces pensemos, pongamos en la balanza de nuestra conciencia. ¿Pesa más el derecho que tiene la mujer a elegir, o más el derecho que tiene el niño a vivir? Quizás todo esto se pueda resolver si no se contrapusieran, y todas las madres, ejerciendo su derecho a elegir, decidieran dar vida y no muerte, eligieran ver nacer a sus hijos y no perderlos porque lo asfixiaron unas pastillas o los trituraron unas aspiradoras. O si todos nosotros encontráramos formas para ayudar a las madres en dificultad y no dejar que caigan en la tentación de matar a sus bebés indefensos.

“Las bases del amor materno sí están dadas genéticamente, pero pueden verse perturbadas. Eso se ve en todas las especies. La mamá conoce a su bebe, puede estar perturbada por el dolor del parto, pero luego su amor crece. El efecto sobre el bebe le devuelve una serie de elementos que le confirman que el amor que siente produce cosas que valen la pena.

Augusto Escribens, PSICOANALISTA

Vicepresidente La Sociedad Peruana de Psicoanálisis 2000 - 2001




TE LLAMO MAMÁ
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1 comentario:

JORGE dijo...

Es un problema cuando la libertad de elección se da cuando no hay alternativas a elegir