domingo, 21 de junio de 2009

il mio fratello: Sei parte di me



No toque “Your song” al piano…
No descubrí a Porsuigieco
Tengo un hermano. Yo no pasé por todo lo anterior, pero, él sí. No viví con él, pero desde que tengo uso de razón sé que estuvo presente en mi existencia. Ya cuando tenía apenas una década de vida, lo asociaba a los PET SHOP BOYS y su “West end girls” o su "What have I done to deserve this?"
Un poco mayor la asociación era al fútbol y la copa mundial. Fue el 90 cuando por teléfono me preguntó ¿Cuál es tu selección favorita? Argentina, fue mi respuesta, y casi la atino. Que las tres rayas son de adidas, que a los africanos los viste puma, que Holanda con Gullit, Van Basten y Rijkaard son favoritos, que nadie para a la dupla Careca – Bebeto, que Alemania también es fuerte candidato, yo sólo conocía a Maradona. Sé que, en fútbol, tenemos muchas cosas irreconciliables, él hincha de la “U”, yo de su eterno rival… Y una gran anécdota, vimos, en vivo y en directo, como el “Chorrillano Palacios” hundía la número 5 en las redes de los ecuatorianos, como el balón daba la curva y hacia gritar a las cuatro tribunas del Estadio Nacional, durante unas eliminatorias a algún Mundial. Sé que el vivió por allí. También sé que nunca iremos juntos a un clásico, por lo menos no a la misma tribuna. Ya desde la rivera del Río de la Pata, él le va a Boca y a mi me simpatiza más Racing de Avellaneda.
Me regaló mi primer libro, el cual leí con detenimiento, ya me educaba en la lectura. Desde entonces no he dejado de leer, de buscar clásicos o modernos, conservadores o vanguardistas, de entretenerme en los estantes de las librerías, de hacer de las sillas frías de bibliotecas casi desiertas, mi lugar preferido. De encontrar amigos entre líneas, de enamorarme de musas o construir finales no tan felices o casi trágicos, de remontar otras odiseas en mis ratos libres o noches de insomnio.
Me llevó a su casa, solamente para enseñarme su piano, y casi toda la noche, me pase escudándolo tocar. Me prestó un disco de Chopin, que me acompaño parte de mis días en la universidad, hasta ahora resuena en mi su “Nocturno”. Chopin, fue mi punto de partida hacia la música clásica, luego vino Mozart y Bach, Beethoven y chaykowski, Pachebel y su “Canon en Do Mayor”.
Si me aferré a Silvio y su unicornio, si gusté de las letras de Charly en la voz de Nito Mestre dandome la bienvenida al tren, si me introduje a la génesis del rock argentino con “PORSIGIECO”, si me volqué a los 60´s con la guitarra de América, en su “Sister Golden Hair” o soñé Bread y su “The Guitarman”, o me conmovió el piano de Sir Elton John con su “Goodbye Yellow Brick Road”, “Daniel” o “Your Song”, fue por su influencia, la de mi hermano, el mayor. Y aunque nunca me lo dijo se que su Beatle favorito es George Harrison.
Entre el Queirolo y el Munich, entre Quilca y el Jirón de la Unión, a veces lo veo caminar. Entre Kafka y Schopenhauer, entre Sartre y De Saint Exupery, escucho su voz. Entre Dudó y We all together, me resuena que “estas penas que hoy embargan a mil, realzan mis sex apple…” que “las cosas buenas no se irán, es uno el que se va…”. Entre Porcheto y Miguel Abuelo, aún lo veo los lunes por la madrugada bailando en la vereda, dando vueltas, saltando hasta las estrellas… Aún hoy, cuando escucho a los Keane y su Everybody's Changing a Chris Martin en su “Fix You” lo recuerdo aunque esté a miles de kilómetros de distancia. Parte de lo que soy es gracias a él. Un abrazo hasta los tuétanos my brother…
TANTI AUGURI CARO FRATELLO.

No hay comentarios: