Tendría que ser toda una vida, toda una vida dedicada a luchar por esos seres inocentes que son asesinados en el vientre de su madre. Sin embargo, hay que empezar de alguna forma y en algún lugar.
A todos los jóvenes les digo: Ustedes son el futuro de la vida familiar; son el futuro de la alegría de amar. Mantengan la pureza, mantengan ese corazón, ese amor, virgen y puro, para que el día en que se casen puedan entregarse el uno al otro, algo realmente bello: la alegría de un amor puro.
Madre Teresa de Calcuta
Una gran tarea para un mundo que se sumerge en su propia destrucción. Es cierto, no hay guerras mundiales como el siglo pasado, tampoco regimenes totalitarios que mataron a millones de personas. Estos hechos marcaron un tiempo, las consecuencias podemos percibirlas hasta nuestros días. Una sociedad con miedos, miedos que se traducen en consumismo y hedonismo, o una mezcla de ambos. Una sociedad miedosa, es facilmente manipulable, y es mucho peor si se inserta el desenfreno sexual y la promiscuidad como estandartes de libertad.
Ahora el crimen hacia la humanidad es algo alarmante. En Estados Unidos, se calcula que mueren un millón de niños al año por el aborto. En sus ocho años de gobierno del Mr Clinton, calculen cuantos inocentes murieron… Creo que no han desaparecido los Hitlers (nazis asesinos), sólo que ahora son legales, y lo peor de todo que tienen la simpatía de millones de hombres.
Pero, si llegaran a cometer un error, les pido que no destruyan al niño, ayúdense mutuamente a querer y a aceptar a ese niño que aún no ha nacido. No lo maten, porque un error no se borra con un crimen. La vida del fruto de ese amor pertenece a Dios, y ustedes tienen que protegerla, amarla y cuidarla. Porque ese niño ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y es un regalo de Dios.
Madre Teresa de Calcuta
Por eso empezamos hoy, desde la red, con
Les adjunto la oración de Juan Pablo II, que se reza todos los días para abolir el aborto en países donde el legal y que no se apruebe donde no lo es.
ORACIÓN POR LA VIDA
OH María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria
de Dios Creador y amante de la vida. Amén
Juan Pablo II